martes, 22 de noviembre de 2016

COLOMBIA en BICI: La Guajira

Uribia, desierto de La Guajira. Tras 3 años sin llover
la ciudad se inunda a nuestra llegada. 
- "¡Van a La Guajira? ¡Tengan mucho cuidado o mejor no vayan! Allí son "puro indio", muy ladrones, no les gusta trabajar, son vagos y flojos... y además ahora comienza la temporada de robos..."
- ¿Cómo que comienza "la temporada de robos"?
- ¡Sí...! por la Navidad, necesitan dinero para fiesta y alcohol, les gusta mucho beber...

Ese es el comentario general que no parábamos de escuchar cada vez que contábamos nuestro destino. Como siempre, cuando nos fuimos acercando, nos confirmaban que los siguientes 50km eran "sanos" (seguros), lo "pesado" (peligroso) era "más allá"....


Puestos de venta de gasolina traída de contrabando
desde Venezuela
Así, de a poco y preguntando mucho, llegamos hasta el final de la Guajira sin percance. Y si no regresamos atravesando por el desierto hasta Riohacha, fue más porque la tormenta dejó el desierto lleno de barro, que por los avisos de peligro, que se desvanecían a medida que nos acercábamos a cualquier lugar.
Que se entra en La Guajira se detecta rápidamente, primero porque deja de haber gasolineras, sustituidas por miles de puestos en la carretera que venden garrafas de gasolina de contrabando que los Wayuu pasan desde Venezuela (las autoridades hacen la "vista gorda" para que la gente tenga de qué vivir). Y ya en lo paisajístico, La Guajira es el "Desierto de Colombia" y parece increíble que lo que hace sólo 20-30 km era un vergel a las faldas de la Sierra Nevada de Santa Marta, se transforma en un desierto cada vez más seco, y llega al extremo de tener sólo arbustos secos que aún así sirven de alimento a las cabras de los indígenas Wayuu.



Esta recta de 70km está entre Albania y Uribia, ganó a las argentinas.

Tienda Wayuu en una "Ranchería"
Los Wayuu son los pobladores originarios y, aún actualmente, mayoritarios de esta región. Jamás fueron conquistados ni dominados, ni siquiera actualmente, ya que pueden desplazarse libremente entre sus regiones de Colombia y Venezuela, tienen su propio idioma, su forma de vida, sus propias leyes, sus jueces...
Nuestro recorrido en bicicleta por el departamento comenzó muy prometedor; tras muchos días tórridos de calor, por primera vez teníamos un viento fresco, además a favor, el cielo nublado, y hasta comenzaron a caer unas ligeras gotas de agua que refrescaban el ambiente.... y esa fue la perdición, de Anne Sophie:

¡Esperando que escampe!
Cuando la "ligera llovizna" comenzaba a dejar de ser tan ligera, yo me paré en el Peaje para proteger el equipaje, mientras tanto Anne Sophie seguía adelante bien emocionada con el viento a favor. Cuando yo quise terminar, lo que había era una tormenta que dejó paso al diluvio universal y que yo pasé protegido en el Peaje e impotente e ignorante de la suerte de Anne Sophie. Mientras tanto Anne Sophie había iniciado una "huída hacia adelante" en una carretera donde no había ni pueblos ni protección posible. La fuerza de la lluvia era tal que los coches comenzaron a detenerse por falta absoluta de visibilidad. Y cuando parecía que las cosas no podían ser peor, comenzó una tormenta eléctrica que forzó a Anne Sophie a abandonar la bicicleta en el arcén, alejarse 50m y tirarse boca-abajo para no atraer los rayos. Allí estuvo tumbada una hora y media aguantando el aguacero impresionante y acordándose de sus seres queridos por si el fin del mundo llegaba antes de lo previsto.
¡Por fin llegamos al Caribe! En Manaure - La Guajira
Cuando bajó la intensidad de la lluvia, yo salí a buscarla, y ella avanzó un poco más y se refugió bajo la carretera, en un pequeño puente sobre un riachuelo. Nos encontramos casi de casualidad.
Seguimos por Distracción, Albania, Uribia, ya en pleno desierto de La Guajira, donde no llovía desde hacía 3 años, pero donde el día que llegamos (atraemos la lluvia), cayó tal cantidad de agua que en 2 horas toda la ciudad quedó inundada con medio metro de agua.... nosotros vimos el espectáculo desde la cómoda terraza (en alto) del lugar donde comimos, y cuando bajó el nivel marchamos y llegamos, por fin.... ¡¡al caribe!! en Manaure. TOTAL 677km de travesía por el desierto verde primero y seco-inundado después.

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