martes, 15 de noviembre de 2016

COLOMBIA: Cruzando Tierra Caliente: César

"Tierra Caliente", de la que ningún colombiano de la cordillera sabe nada, salvo que hace mucho calor y que se pasa del tirón, dentro de un autobus climatizado. Hay casi un terror mitológico a esa tierra inhóspita. Los habitantes de aquí ya son "costeños" (aunque el mar aún está a 700km), y les rodea todo un conjunto de estereotipos: fiesteros, ruidosos, amantes de la siesta y no tanto del trabajo.... lo que tras pasar muchos días aquí se va entendiendo, ya que el más mínimo movimiento conlleva comenzar a sudar a mares.... ¡así que mejor es tomarse las cosas con mucha, mucha calma...!

Para nosotros, en la bici, era peor pararse que seguir pedaleando, porque era preferible la brisa tórrida que genera la bici que nada,
lo que unido a la inmensa humedad provoca que si te paras, en cuestión de segundos el organismo comienza a generar tanto sudor que quedas empapado.


¡Y claro que los había y vimos junto a la carretera!
Aulladores exactamente
Con Mare en
Bucaramanga
Para nosotros era un reto el atravesar toda esta tierra en bici, inicialmente junto al río Magdalena y después rodeando la Sierra Nevada de Santa Marta hasta la Guajira, transitando por zonas casi enigmáticas, donde ni apenas los propios lugareños supieron decirnos si sus mismas regiones tenían algún atractivo.
¡Qué cosa más maravillosa las Guanábanas!
Carne "oreada", riquísima y lista para los "almuerzos corrientes" (menú del
día) en puestos junto a la carretera
¡¡Hasta el asfalto se derrite del calor...!!
Bucaramanga es la puerta de la temida "Tierra Caliente". La primera etapa, el 18 de Octubre, fue bien bonita a pesar de todo, aún estábamos a 700m de altitud y fuimos bajando hasta los 100m de San Alberto, con un paisaje cambiante y con puestos inmensos de fruta, estamos enamorados de estos puestos a pie de carretera, con frutas inimaginables en Europa y siempre a precios más que asequibles, además que siempre nos preguntan y admiran del viaje, creo que además están encantados (y sorprendidos) de que hablemos el mismo idioma y puedan comunicarse perfectamente con nosotros (acá están acostumbrados que los viajeros raros -mochileros-bicicleteros no hablen bien español), así que raro es que no nos regalen algo de fruta además de la que les compramos. Anne Sophie ni se quejó de los 103km con 1.600m de desnivel positivo. Cuando salimos de Bogotá decía que nunca más de 60km... ahora con 103km y ese desnivel, ni siquiera pide día de descanso, bien resignada ella. Y lo peor es que aunque el calor este primer día ya era sofocante, los augurios que nos daban no eran muy prometedores: "aquí todavía hace fresco.... ya verán más adelante...".
Con Damián y su novia en San Alberto
Y efectivamente, las siguientes etapas fueron de carretera y calor: Aguachica, Curumaní, Agustín Codazzi, ciudades en las que a pesar de encontrarnos con gente que nos trató muy bien, no encontramos nada más. Excepción de la Serranía del Perijá y la finca cafetera de D.Ninger, que conocimos gracias a la amabilidad de Alexander. Después tuvimos que hacer un desvío técnico hasta Valledupar para arreglar una avería grave en la bici de Anne Sophie.


Sábado noche en Agustín Codazzi... el supermercado climatizado era el único
lugar habitable. Pasamos la tarde paseando entre los productos
y descansando en los únicos asientos: los de la cola de la pescadería.


Eder, alias "MacGyver" haciendo alta mecánica en plena
calle. Tenía que irse en bici cada poco a pedir prestadas las
herramientas, pero reparó los trinquetes del eje libre
de la rueda trasera, que poca gente lo hace.
En Valledupar, a pesar de sus 500.000 habitantes, las tiendas de bicis no tienen mecánicos, sino unos chavales que se ponen en la acera justo delante y hacen las funciones... a nosotros un tal Eder, alias "MacGyver", nos hizo una chapucilla en los trinquetes del eje de la rueda, que increíblemente, rezos de por medio, va durando hasta la fecha. Después de Valledupar, por salud mental para no seguir día tras día de carretera y calor, hicimos un desvío a Patillal, y algunas comunidades indígenas que había por esa zona (La Mina, Villarueda), y desde allí nos dirigimos a La Guajira, tierra de indios Wayuu, con fama de irreductibles, insociables.... y ladrones. Por La Guajira discurrirá nuestro viaje, y sobre la Guajira será la próxima entrada de este blog.

Pero el relato que mejor refleja lo vivido en la Tierra Caliente de César es de Anne Sophie, que os dejo a continuación, traducido:
Escenas típicas de los pueblos de Tierra Caliente. Nadie
camina y hay millones de motos: Peligro de atropello real
por la falta de costumbre que tienen de encontrar peatones.
.
"Hace un calor sofocante. Una sola carretera recta de 4 carriles atraviesa este lugar. Está lleno de "tracto mulas" (camiones) que claxonan para saludar cuando están justo a tu lado = susto y volantazo en la bici (¡gracias por el saludo!). Los paisajes son bonitos pero iguales durante días y días. Lleno de mosquitos. Casi sin habitantes (¡Quién querría vivir aquí!).
Sólo encontramos pueblos de carretera feos y estresantes debido a que están llenos de miles de motos que van en todas direcciones claxonando constantemente y llenos de tiendas que sacan inmensos equipos de música al exterior con la música al máximo para atraer los clientes, en competencia con cien tiendas que alrededor hacen lo mismo, luchando todas por ver quién pone la música más potente. El resultado es una cacofonía de ruidos horribles, y la imposibilidad de escaparse de esa locura.
No hay ni un sólo local climatizado. Por la noche, el ventilador mueve un aire húmedo sin refrescarte. 30 minutos después de tomar una ducha de agua fría, uno ya está chorreando sudor. Eso te impide dormir bien, además, nos tenemos que levantar a las 4am para salir con el fresco de la mañana, y voy acumulando cada vez más sueño.
En Aguachica, una ciudad de 100.000 habitantes, tienen el agua racionada, al punto de que sólo les llega ¡cada 8 días!, tienen que almacenarlo.
Afortunadamente el camino es plano, por lo que hacemos muchos kilómetros diarios para atravesar este lugar lo más rápidamente posible: 103km el primer día, 72km el segundo, 115km el tercero, 110km el cuarto....
Afortunadamente junto a la carretera hay a veces ríos frescos en los que podemos bañarnos, aunque generalmente siempre con un chiringuito al lado con la salsa o vallenatos a un volumen imposible, parece que aquí es el mejor reclamo publicitario, nosotros a veces tenemos que alejarnos a más de 300m para poder mantener una conversación.

Casi se comprende por qué esta zona de Colombia está casi vacía de gente".

Cacao

Café sin descascarillar


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