Jorge biciviajero - 2 años pedaleando por América - Viajes en bici por el Mundo: MÉXICO: San Cristobal de las Casas

Lago Tziscao - Lagos de Montebello

Mañana entro en Guatemala.... y este será mi última crónica desde México.

En San Cristóbal de las Casas pasé bastantes días, sin mucha pena ni gloria. Aunque lo pasé bien, la ciudad no me “atrapó” y su gente autóctona e internacional, tampoco.

Mucha vida cultural, conciertos, el Festival Ambulantes con documentales memorables de Bob Marley, Nicaragua... y tampoco ha faltado la buena gente, como el Colectivo “Jaguar de Madera”, fabricantes de bici-máquinas, con quienes pasé muy buenos momentos, y siempre se aprende: Tuvimos una fiesta con “comida reciclada” que fuimos a pedir al mercado, lo más sorprendente es que los comerciantes no sólo daban la verdura pasada, sino que muchos también nos regalaban verduras buenas.... La gente en México es muy buena, son una lección de generosidad.

Miguel y Michele - de "Jaguar de Madera"
reciclando comida- San Cristóbal de las Casas

Con Alex y Ana - San Cristóbal de las Casas

Y para generosidad, Alex y Ana, una pareja de jóvenes rusos que han cambiado el frío de San Petersburgo por México.... me vieron buscando alojamiento cuando llegué a San Cristóbal, y sin conocerme de nada me ofrecieron su casa, preciosa, en lo alto de la ciudad, que acostumbrado, como estoy, a lo mejor y a lo peor.... me pareció un palacete.

Con Alex y Ana hice comidas hasta engordar, fue estupendo, la primera gente rusa con la que convivo en mi vida. ¡¡Estupenda la comida rusa!!, yo colaboré con especialidades españolas.... ¡¡muchas gracias!!.

No era cuestión de abusar, y me trasladé a un Hotal. Vi lugares terribles, con olores indescriptibles..... finalmente me quedé en “El Hostalito” (c/María Adelina Flores, 20), todo muy limpio y ordenado, y con ¡oferta 3x2 para cicloturistas! Muy buena gente allí alojada, aunque no fuesen precisamente los más fiesteros...

San Juan Chamula

Zinacantán (ojo a las fotos!! esta señora me tiró piedras)

Teopisca, con Luis, Enrique y Artemio

El 2 mayo decidí marchar de San Cristóbal. Salí tarde y busqué cualquier excusa para no pedalear demasiado, como visitar las Grutas de Rancho Nuevo, o a punto de quedarme en una comunidad indígena, donde las mujeres preparaban enormes pucheros de comida para las fiesta “de la Cruz de Mayo” en la noche, mientras los hombres arreglaban el mundo tumbados en una pradera. Donde sí me quedé, tras sólo 40 km de pedaleo fue en Teopisca, que tenía esa noche 5 fiestas “de la Cruz de Mayo”. Aquí acabé durmiendo, novedad, en un gimnasio de boxeo.... cosas que pasan...

El 3 mayo pedaleé hasta el Parque Nacional de Lagos de Montebello, e hice acampada libre delante de la inmensa laguna de Bosque Azul.

Laguna "Bosque Azul" - Lagos Montebello

Y el 4 mayo lo dediqué a conocer el Parque Natural, lleno de Cenotes y Lagos de los más diversos colores: verde oscuro, verde esmeralda, azul, amarillo, transparentes...

Lo más curioso pasó en el Cenote “El Camarón” donde tras mucho insistir consigo que un local me explique cómo llegar:

- - “Pero no te vayas a bañar...” - me dijo.

Y con razón lo dijo, porque llegué, y vi lo siguiente (pero en 360º):

Cenote "El Camarón" - Lagos de Montebello

NO pude resistirlo......3 días sin ducharme, aguas transparentes, lugar idílico, para mí solo...., y el señor que me dio la idea = ¡¡Chapuzón!!

Lo que no podía imaginar es que el lugareño me había seguido.... y aunque el chapuzón no me lo quitó nadie, me lo atragantó algo. El hombre clamó al cielo.... me explicó que el agua es tan limpia que de ahí la toman para beber (aclaro que aquello era inmenso, poco mal pudo hacer mi baño).

Lago "Peñitas" - Lagos de Montebello

Cenote Bartolo - Lagos de Montebello

Lago Montebello

Tras ver decenas de lagos, lagunas y cenotes, de todas las formas y colores, terminé en el pueblito de Tziscao, junto al lago del mismo nombre y junto a Guatemala. Allí hay una frontera ilegal para cruzar a Guatemala, y fue mi primer paseo por el país vecino.

Ya de noche fui al único hotel de Tziscao a utilizar tranquilo mi computadora y ver si me dejaban acampar delante, fue curioso que con el paso de las horas el precio por acampar fue pasando de 50 pesos, a 20, a gratis, y finalmente me dijeron que podía dormir dentro para evitarme poner la tienda de campaña. Esta sería mi última noche en México.